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Mis ilusiones penden de una línea que asciende o desciende dependiente del grado de tu presencia.
Necesito una señal, un punto de inflexión. Necesito soñar aquello de nuevo.
Repentinamente noto tal suave felicidad que me desvelo y todo se vuelve oscuro. De pronto siento tal tacto en la penumbra que doy a la luz y me deslumbra. Entonces corroboro que tu grado presencial es nulo.
1 comentario:
La oscuridad, que aunque espeluznante en algunas ocasiones, puede llegar a ser nuestra fiel compañera. Un halo de oscuridad que nos proteja de la verdad más aterradora. Porque a veces es mejor ser un poco cobarde y no atreverse a encender la luz para mantener el hechizo.
Pero imagina el mágico día que seas lo suficientemente valiente para pulsar el interruptor y descubras para satisfacción tuya que todo era una pesadilla, y que su grado presencial es tangible.
Un saludo LadyRock.
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